sábado, 27 de febrero de 2010

El viaje comienza en colectivo - O esta historia comienza en colectivo

Esta historia comienza en un colectivo. Ella viene de un viaje largo. Acaba de llamar a su novio, porque le robaron el teléfono. El novio, al cual le dice Gordo, se ocupa de arreglar todas las cuestiones.

Un joven le prestó el teléfono para llamar al novio, y el de la empresa de colectivos le prestó el suyo para que diera de baja el teléfono Claro que posee.

Diremos que se bajan en algún momento, y cuando lo hagan el chofer del colectivo se va. Había dicho una hora, pero sólo fue una confusión. Cuando se bajan, comienza el peregrinar por la terminal. Les darán el boleto de vuelta, a él que lo trae le cambian el boleto, ella deberá comprar uno. Tiene que ir porque la esperan en un trabajo que odia, pero le permite comprarse esos pantalones de marca (dicen Love en el bolsillo trasero), y un enorme bolso de cuero rojo.

Allí vamos con el detonante. Bajamos, se fuman un cigarrillo. A él no le quedan.

Alguien te espera.

En la salida. No en la llegada.

Ella lo mira sin comprender.

Me estoy yendo, no volviendo. Vos estás volviendo.

Ahora no estoy volviendo. Ahora estoy parada en este pueblo.

(Le pasa un cigarrillo).

A qué te dedicás?

Trabajo en un banco. Estudio abogacía a distancia. Vivo, qué sé yo. Esas cosas. Viajo en colectivos de mierda. A medio pelo. Pero es el único que llega hasta donde voy.

Eso sería? Este pueblo?

Podría ser, no?

Qué cosa?

Llegar, así a un pueblo. Hacer como que es tu lugar, dedicarte a enrarecerte. Podés comer comida de terminal. Sería como un sueño que duraría lo que tenés en la billetera.

No tengo mucho en la billetera.

Entonces el sueño dura poco.

Podría ser una noche.

Podría ser.

A qué hora sale el colectivo.

En 9 horas. (ella lo mira indagando la hora de salida).

A las 8 de la mañana.

Querés ir a comer?

(Él la mira como si fuese un chiste.)

Qué harán con mi valija?

Ya te dijo, la guardan en la boletería de destino. Lo mismo que la mía.

El amor es una corriente

Es algo continuo. No se detiene.

Love is a stream. It´s continuous. It don´t stop.

What´s this shirt?

It´s from a film.

What clase of film?

An american film. Eh, but itsn´t a very american title. American splendor, independiente movie.

Oh! For a independiente people.

Yeah. Or not very. I´m not a…

Sorry.

Whay sorry.

You aren´t a free person.

You?

Dón´t lie me.

What?

You are married.

Nooooo.

Yes. I can see.

You are a witch?

No, a woman.

It´s the same word.

It´s a joke?

Of course.A very litle joke.

Don´t fuck me, man. Whay do you want be a single man? Say the true.

Ok, but it´s true. I´m not married. I´m single.

Talk me about theses ring.

It´s a short story.

About?

A short love, obviously!

Yes?

Yes.

I will be saiying something to you in a minute. You hear, and decide.

What?

I want fuck with you, now.

Deja que te hable de mis sueños

Que tras el tiempo escondieron, pero que contigo han vuelto

Deja que te hable de mis sueños

Que un tiempo se perdieron fundidos en el silencio.

Si tu quieres te los cuento.

Pienso escribir un libro abierto en el lenguaje de los sueños.

Qué hay de malo en perseguir los sueños.

Qué hay de malo en soñar despierto.

Creo en los sueños infinitos.

Aquellos que tienen los niños

Que se acarician con los dedos.

Hoy comprendí, a bordo de un colectivo de mala muerte, que se demoró más de lo previsto, que había cumplido mis sueños. Que estoy en un sueño, y comienzo a comprender lo que significa. Le quito toda la ñoñez de los colores que confunden, de las vidas que no existen, y entiendo la plenitud constante del sueño. Es un estado de excitación de hacer, no de lo hecho. De crear con el arte de uno, de dejar marca, sin que ésta nos interese como fin. Descubrí que soñaba con hacer cine, y que después de varios meses de hacerlo, me tendí en la inevitable (aunque intentada) ilusión de no dejar de hacerlo. Y la ilusión carcome la verdad. Incluso la ilusión carcome la verdad de los hechos. El no querer que pase hace que pase. Y yo me tendí en esa falsa ilusión. En esa mediocridad del abandono y la resignación evitadas. Entiendo que se trata de la única forma de entender la vida, y uno acepta la no linealidad, a pesar de todo lo progresista que se intente.

En este colectivo de morondanga, naufragando en combinaciones y otro que me lleven a mi destino de amor, donde una cama acompañada que desole soledades y me llene de cielos turquesas; descubrí que vivo en un sueño. Uno que no se acompasa en la tranquilidad. Uno que es un huracán de mareas y turbulencias del destino, dulzón.

Descubrí que adentrarme en este juego, sabiendo de la compañía que llevo en mi espalda, y que las lejanías de las soledades, o los celos, o los miedos… Son parte del mismo sueño. Y no hay turbulencias en los colectivos.

Se me ocurre escribir una historia de divorcio. O de separación. Como no es nada original, supongo que debe tener la franqueza y la solidez, y la emoción de las grandes historias de amor. Es como el sacrificio. Como el silencio. Es encontrar la verdad que existe en las personas. Es trasladar mi historia, pero desde la esencia. Del agobio, pero no uno obvio, de caras largas.

Es la desilusión y el fracaso. Pero sobre todo, la caída del sueño. Lenta y pausada. Y cómo se vuelve. Cómo termina el viaje.

viernes, 26 de febrero de 2010

Far from her

Far from her

When I´m far from her.

Cuando estoy lejos de ella, cuando el tiempo viene pasando con lentitud de elefante, y semejante peso.

He pensado durante el desvelo.

Me desvelé, mientras veía un poco de Doctor House, sin poder concentrarme, y dejando que el médico lo resuelva todo solo, sin maravillarme por ello. He pensado durante el desvelo. Últimamente digo mucho que voy pensando, pero la verdad es escasa de verdades, porque sólo pienso cuando pienso en serio, cuando no me doy la razón, y cuando aventuro que estoy en terreno inquieto, donde poco sé de las cosas.

Me di cuenta de eso, que sé poco de las cosas. Cuando me acerco a las cosas que les tenía miedo, siento que me refugié en seguridades que ahora terminan, o de las que permanezco alejado un instante, como quien se aleja de un partido político de la oposición, o quien escabulle de las cercanías del horno cuando carga un helado de crema. Descubro que uno se aferra a las seguridades, pero no sólo a las que te mantienen contento porque te llenan de confianza y alegría, o de pereza de cambios. Sino a las peligrosas, a las que disienten totalmente con cada forma de vida y de pensamiento. Uno se aventura en un terreno desconocido, y arde de temores, y de amarguras. Porque la seguridad suele ser la calma que se anhela, aunque al tiempo uno la descubra perenne.

Da más seguridad caminar por la ribera del río, que cruzarlo por piedras que se mueven, y nos sabemos de su capacidad para sostener, o el musgo que las hace resbalosas. Esto todos lo saben. El mundo en realidad suele ser así, con sus piedras mojadas, y musgos constantes, que se forman sobre todo, y que a veces lo obligan a uno a terminar mojado a mitad del cruce.

Cuando era un niño mi tío Elías me enseñó a cruzar sobre las piedras. Es una técnica compleja. Hay que tener la cabeza en alto, mirando el recorrido que sigue, y avistando las piedras y su estado. También se ha de tener la vista en el final del sendero, a los fines de encauzar la energía, y distribuirla de forma pareja. Lo que Elías nunca dijo es que los caminos rara vez se cruzan solos. Siempre estamos acompañados. Alguien nos indica qué piedras están flojas. A veces se adelanta y nos muestra cómo seguir, y otras se retrasa, dándonos la oportunidad de indicarle. Alguien nos indica el camino, y otras el destino, pero dejando que caminemos y crucemos solos. Nos dará la mano, nos hará sentir que podemos, nos dará el calor que el cuerpo necesita para abrir los ojos, para mirar, para sentir cada paso que las piedras reciban. Alguien nos levantará, o dejará que lo ayudemos.

Cuando encontramos a ese alguien. A esa alguien. A ella, sabemos que el río, que cualquier camino, no será más que la forma de mantenerse en pie, de no quedarse al costado, junto a las rocas, en el llano. Allí no se forman las corrientes perturbadoras del río, pero tampoco se pueden ver las flores que crecen del otro lado.

Cuando estoy lejos de ella, siento que hago el camino solo, y que las flores esperan ser descubiertas . Y esperan también por ella.

jueves, 25 de febrero de 2010

Viaje y llegada

Todo viaje comienza en una despedida. Si uno no tuviese a quién o quienes despedir, seguramente ese viaje sería uno sin punto de partida. las despedidas son el punto de partida de un viaje. me imagino que Gulliver, como los aventureros que viajaron ala luna antes de tiempo, o Alicia antes de caer por ese pozo, despidieron a alguien.
Yo despedí.
Resulta que fueron varias despedidas. Sin promesas. La vuelta está anticipada. Como el hecho de viajar y de alejarse. Y en esas lejanías encontrar un camino distinto, ese que te enfrenta a los miedos más profundos.
Decidí que este sería un viaje hacia mis miedos. Hacia mis deseos, y sueños. Y cómo pueden convivir entre sí.
Al comienzo imaginé estas páginas como un diario de rodaje. Pero, viendo como empieza el viaje, la película ya comenzó en mi interior